Nosotros

Alianza CCM-Eleva

La Alianza CCM-Eleva nace a partir de los existentes desafíos en materia de capital humano que enfrenta la industria minera. El Consejo de Competencias Mineras (CCM), creado en el año 2012, es el primer “skills council” de Chile, y se ha convertido en una iniciativa emblemática en la formación de capital humano a través de la generación de valor compartido, articulando el mundo formativo y la industria minera. Ha sido un ejemplo a seguir por varias otras industrias que identifican el desarrollo de competencias como una variable crítica para el desarrollo de su sector.

Luego, el año 2016 nace el Programa Eleva, como la primera experiencia de implementación del Marco de Cualificaciones Sectorial en Chile, buscando impulsar la minería del futuro y elevando las capacidades y oportunidades de las personas a través de una formación técnico profesional pertinente y de calidad. Eleva busca acelerar el cierre de brechas de las instituciones de formación para el trabajo, mejorando su articulación con el mundo productivo.

A fines del año 2020, se llega a la conclusión de integrar ambas iniciativas, por sus obvias sinergias y complementariedades, forjando la Alianza CCM-Eleva con el propósito de dinamizar y orientar trayectorias formativo-laborales en el sector minero. Nuestra invitación es trabajar sectorialmente en el mejoramiento de la formación técnico-profesional vinculada a la minería.

Objetivos

Proveer información, estándares y herramientas, con el fin de adecuar la formación de técnicos y profesionales a la demanda laboral del sector minero.
Dinamizar y orientar las trayectorias formativo-laborales en la minería.
Impulsar la minería del futuro y elevar las capacidades y oportunidades de las personas mediante una formación pertinente y de calidad.
Acelerar el cierre de brechas de las instituciones de formación para el trabajo, mejorando su articulación con el mundo productivo.

Ser un actor nacional de la minería reconocido por dinamizar las trayectorias formativo-laborales de los estudiantes y trabajadores del sector, vinculadas a las demandas laborales -incremento de productividad, transformación digital, diversidad e inclusión- y a las necesidades de la reactivación económica de las regiones y del país (empleo local y reactivación económica post-pandemia).

Beneficiarios

Para trabajadores actuales y personas interesadas en trabajar en la minería:

Mejor empleabilidad.
Aprendizaje adecuado a los requerimientos del mercado.
Acceder no solo a un oficio, sino a una ruta de progresión laboral.
Mayor retorno de la inversión en la capacitación.

Para el sector minero:

Mitigación de la escasez de personal, anticipándose al problema de manera coordinada y con visión de futuro.
Simplificación del proceso de reclutamiento de personal.
Mejora de productividad, al contar con más trabajadores preparados para los requerimientos de la industria, tanto propios como de proveedores.
Mayor competitividad de esta industria, que repercute positivamente también en la competitividad del país.

Para las instituciones educacionales:

Mejor empleabilidad de sus egresados.
Mejor información proyectada de 8 a 10 años, para potenciar programas formativos en los oficios para los cuales se anticipa una mayor brecha de capital humano.
Oportunidad para el reconocimiento de la industria respecto a su calidad formativa.

Para la comunidad y el país:

Asignación más eficiente de fondos públicos de educación y capacitación, al tener identificados programas adecuados para satisfacer requerimientos del mercado.
Disminución de la presión que se ejerce sobre otros sectores productivos por la demanda de trabajadores, al aumentar la cantidad de personas calificadas para la minería.